La niña calla
su mundo a la derecha,
desenchufa la fibra eléctrica
y se duerme
Tranquila...
que ya no hay golpes
ni se escuchan gritos de lenguas venenosas
la palabra vale su verdad
Ahora baila sobre nubes blancas
desconectada del resto,
del escenario de mampostería
que se levanta alrededor,
con el enchufe en la mano
se desgasta la imagen vieja
y arruinada por el tiempo
Ella sabe
(hablando de silencios)
que todavía no es el momento
y la presión baja
mientras,
permanece quieta
esperando
que la mano del viento
la sujete fuerte para nunca caer.
De niña aprendí
a respirar ausencias
ahogarme entre palabras
.
.
.